Onírico
Onírico: Del sueño o relacionado con las imágenes y sucesos que se
imaginan mientras se duerme
El peso de mi cuerpo sostenido por una cama que reconozco, tapado con
unas sábanas de seda
(esas de mi abuela, si)
y con una ventana a su lado que lo hacía relajarse con el sonido de
la tormenta que ésta vez los meteorologos no pudieron pronosticar.
Caí en un sueño profundo y no se si atribuírselo al viento o a que
ese día el florista que pasaba vendiendo por mi casa me despertó con su oferta
de jazmines y magnolias. Como sea, de lo que sí estoy segura es que desde ese
momento el poder de mi mente pasó a estar controlado por mi inconsciente y comencé a soñar.
(¿como sé que estaba soñando?)
Dentro del sueño me despertaba de otro sueño y al mirar por la
ventana los rayos de sol atravesando los huecos entre las hojas de los árboles
me decidí ir a caminar. Encontré una estación de trenes y me pareció una buena
idea subirme, porque los trenes siempre me hicieron acordar a Cortazar. Me
senté en el tercer vagón y me encontré con vos. Estabas leyendo Rayuela.
(¿leyendo Rayuela en un tren que me hacía acordar a su escritor es una coincidencia?)
Nos bajamos en una calle que nos hacía acordar a París
(una calle de París
como una de esas de Rayuela)
y había un puesto de floreria que hacía un 2x1 en macetas de una
planta cuyo nombre no conocíamos. Nos miramos y ambos entendimos que debíamos
comprarlas. Yo te dije que quería la que tenía la maceta amarilla porque es mi color preferido.
Después de un vino de por medio, ambos volvimos a mi casa y vos
llenaste un vaso de agua para regar las plantas. Como es normal, producto de lo
onírico, apenas comenzamos a regar las plantas, éstas comenzaron a crecer
inmediatamente de manera muy exagerada. Primero salió un pequeño tallo que
comenzó a engrosarse, luego de éste tallo fueron saliendo múltiples ramas, de
las cuales comenzaron a salir hojas y unas hermosas flores que no pude
reconocer, pero si se que tenían un aroma que me recordaba a las caminatas por
el parque.
(por no decir que me recordaba a el séptimo capítulo de Rayuela)
La planta comenzó a crecer a tal punto que empezó a asustarnos porque
excedía lo “normal”. Las ramas se extendieron y rompieron las paredes de la
casa, los ladrillos se fueron cayendo y todo se derrumbó y quedó hecho
polvo. Menos nosotros.
(y ese ruido me despertó)
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